La ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, ha intervenido hoy en el encuentro ‘Conversación con las familias’ organizado por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA) en su sede en Madrid.

Durante su intervención, Alegría ha agradecido el trabajo de CEAPA a la hora de “aportar soluciones” en favor de un objetivo compartido con el Ministerio, el de “seguir cuidando y consolidando la educación pública como motor del progreso social”. “Gracias a vosotros, las escuelas son sitios más participativos, inclusivos y, en definitiva, mejores que hace unos años”.

En ese sentido, la ministra ha reiterado el compromiso de su departamento con la educación pública, “no sólo desde un punto de vista de principios, sino de compromiso social y moral”. “Somos conscientes de que la educación pública de calidad inclusiva y equitativa es la base de nuestra sociedad”, ha afirmado.

Alegría ha puesto en valor las propuestas de CEAPA en materias como los comedores escolares, el uso de los móviles en las aulas o el reto de la digitalización. La ministra ha destacado la importancia de las familias para detectar asuntos que van más allá de la actividad formativa.

En la reunión, a la que también ha asistido el secretario de Estado, Abelardo de la Rosa, estaban presentes la presidenta de CEAPA, María Capellán, y la vicepresidenta, Leticia Cardenal, así como representantes de las distintas federaciones de CEAPA.

Nuestra presidenta ha dado la bienvenida a Pilar Alegría y le ha recordado que es la primera vez que un ministro o ministra de Educación visita la sede de CEAPA, por lo que se trataba de una cita histórica. Capellán ha aprovechado el encuentro para plantear algunas de las demandas de las familias de la escuela pública, como la actualización del calendario escolar, una mayor atención a la salud mental del alumnado, la preocupación por el cierre de centros públicos en territorios de la España vaciada o la necesaria actualización de la normativa de AMPA, que data de los años 80 y no refleja las necesidades actuales del movimiento voluntario de madres y padres.